jueves, 3 de septiembre de 2009

Una tarde apacible en un rincón bien conocido


La mejor receta para la paz interior: simplemente estar. Un momento para concentrarse en la luz, los sonidos, en la respiración. Estar presente. Estar contento, agradecido, sentirse complacido con quien uno es, con lo que uno hace. Hay otros tiempos para querer estar mejor, para cambiar, para explorar.
Pero los momentos de pausa nos ayudan a equilibrar el movimiento y el cambio, nos recuerdan cómo estar presentes.
Montefresco, Nicaragüa

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